El secretario de Estado de Comunicación, Fernando Moraleda, empezó el día amargándole un poco más todavía la existencia al ministro de Interior. Alfredo Pérez Rubalcaba estaba dándole vueltas bien tempranito al tema de De Juana, cuando Moraleda era preguntado en un desayuno de trabajo con periodistas sobre el terrorista en huelga de hambre. Y Moraleda no quiso que se le atravesara la tostada. Le endiñó el muerto a Rubalcaba y le puso hora a la rueda de prensa que tenía que dar el ministro para explicarlo todo. Pero en el Ministerio flipaban. "No hemos convocado ninguna rueda de prensa, decían". "Pero ¿cómo vais a saber la hora si ni tan siquiera lo tenemos claro?", se preguntaban. Pues nada, que hubo que informar al gabinete de prensa del ministro que Rubalcaba iba a hablar. Y habló.
Qué cosas. No quieren rozarse con el muerto. Si pudieran, se lo lanzaban. Ah no, que para eso ya está el PP.
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