lunes, 14 de diciembre de 2009

Comidas sin compromisos


Este año he decidido no ir a ninguna comida-compromiso de Navidad. No he aceptado ninguna de las invitaciones que me han llegado para ir a tomar "copas de confraternización" ni he sugerido hacer ningún encuentro en estos días.

Son reuniones que me saturan. Y Madrid está desbordado.
La decisión es una mezcla de pequeñas tomas de postura. Si estas fiestas no me gustan -por el exceso de festividad artificial que tienen, entre otras cosas- por qué ayudar a celebrarlas. Si cuando voy a un restaurante prefiero los ambientes tranquilos en los que poder hablar, por qué elegir precisamente encuentros multitudinarios en lugares abarrotados. Si no me gusta que me cobren un precio astronómico por una comida que se hace a destajo, por qué pagarla y comerla. Si no me gusta compartir mi tiempo con gente obligada, por qué jugar a la lotería de no saber con quién te sentarás. Si me parece un derroche que las empresas utilicen en estas fiestas el dinero que debería invertirse en mejoras, por qué colaborar en que suban la factura...

Hay muchas más pequeñas decisiones que me han hecho decir NO. Y lo he tenido que decir menos que en cualquier otro año que hubiese elegido. Han bajado mucho las invitaciones.
Qué ganas de que pasen estos días...