La histeria no perdona a nadie. Nos puede afectar a cualquiera en un momento en que la vida nos presione de forma extrema. Y no es una enfermedad, es un síntoma. Es de origen psíquico y no se trata a bofetones. Está mal diagnosticada, de ella reniegan psiquiatras y neurólogos... y por si fuera poco tiene muy mala fama, se ha convertido en un término peyorativo. De todo esto hemos hablado hoy un grupo de personas con Santiago Giménez-Roldán, que fue jefe del servicio de Neurología en el hospital Gregorio Marañón de Madrid. Ha escrito un libro llamado "Histeria: una perspectiva neurológica" que quiere desterrar mitos. Mito uno: es cosa de mujeres... Pues no. Aunque sí afecta a dos mujeres de cada tres pacientes. Mito dos: se arregla con un par de tortas. Pues tampoco. Y tres: proviene de una frustración sexual y se cura apretando los ovarios (en el caso de una histérica) o los testículos (en el caso de un histérico). Aunque suene fuerte esto se ha estado haciendo durante años...
Ha explicado Giménez-Roldán que los síntomas histéricos tiene un aspecto neurológico, porque se presentan en forma de parálisis, temblores, amnesia... aunque su naturaleza, es decir, el mecanismo por el que se producen, obedece a elaboraciones psicológicas.
Con tanto desconocimiento, se diagnostica mal y, por tanto, se trata aún peor.
Cuidaré más de ahora en adelante la expresión "estoy histérica"... que, sin embargo, no dudo en aplicar a personajes como Acebes, Zaplana o Rajoy... que podrían ser los próximos protagonistas del libro que prepara Giménez-Roldán sobre fenómenos de histeria colectiva.
2 comentarios:
hola Carmen!
Respecto a que la histeria se cura apretando los ovarios (o testículos), me suena haber leido por ahí alguna vez que los consoladores se vendían como métodos para curar a las histéricas
Sí!!! Curar no las curaban, pero si se conseguía que el placer aplacase los nervios... bienvenidos los tratamientos con consolador. ¡Me voy a pedir otro!
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