miércoles, 22 de agosto de 2007

La inquitetud de los mundos


Unos ojos felinos miran fijamente a quien tiene entre sus manos uno de los libros más interesantes publicados en los últimos años. Es la portada de “Kafka en la orilla”, del japonés Haruki Murakami. Durante estas vacaciones he podido leer mucho, casi tanto como a lo largo de todo el año, es lo que tiene la tranquilidad de días que se han dejado pasar lentamente. Y este es, sin duda, el libro que más me ha llamado la atención. Bueno, está claro ya, que estoy de vuelta ¡hola!

Se cuenta la aventura vital en la que entra, sin anestesia, un joven que el día en que cumple 15 años se va de casa huyendo de un padre ausente, un padre que está convencido de que se repetirá la tragedia clásica en la que el hijo le matará. Y en la que añade que la madre y la hermana desaparecidas en su infancia entrarán en la vida del adolescente a través del sexo.

Recuperando la mejor tradición en la que se mezclan las realidades, volviendo a la literatura que combina lo mágico con la vida actual, en este caso japonesa, el relato consigue introducirnos en un mundo paralelo en el que lo sencillo se convierte en filosofía.

Una reflexión para seguir pensando: “Cada uno de nosotros pierde algo muy preciado. Oportunidades importantes, posibilidades, sentimientos que no podrán recuperarse jamás. Esto es parte de lo que significa estar vivo. Pero dentro de nuestra cabeza, porque creo que es ahí donde debe de estar, hay un pequeño cuarto donde vamos dejando todo esto en forma de recuerdos. Seguro que es algo parecido a las estanterías de esta biblioteca. Y nosotros, para localizar dónde se esconde algo de nuestro corazón, tenemos que ir haciendo siempre fichas catalográficas. Hay que limpiar, ventilar la habitación, cambiar el agua de los jarrones de flores. Dicho de otro modo, tú deberás vivir hasta el fin de sus días en tu propia biblioteca”. (Página 580 de la edicición de Tusquets)

Un viejo que en su infancia cayó desplomado al suelo junto a sus compañeros de clase sumido en un desmayo que a él le impidió volver a leer, pero le permite hablar con los gatos; un bibliotecario que mira, comprende y no juzga; una mujer herida en el corazón y anclada en una juventud que le dio el amor; y el quinceañero que huye son los protagonistas de una historia tan ágil que es imposible despegar la vista de sus hojas.

“Kafka en la orilla” me ha hecho recordar las emociones que sentí cuando leí “Cien años de soledad”. La distancia entre los dos libros es amplísima, incluyendo las culturas sobre las que se asientan cada una, pero la magia de los mundos paralelos que se hacen reales está viva en las dos obras.

Murakami llegó a la literatura a través de la música, y sus obras escritas tienen la cadencia de las partituras.

15 comentarios:

atikus dijo...

Pues ese libro lo regalé en invierno a una amiga pero no me lo he regalado a mí, quizás debería hacerlo ¿no?, bueno ya vamos llegando todos, jeje me alegro de leerte y verte por aqui un besito.

Anónimo dijo...

Vaya... vuelve la hija pródiga. Bienvenida... tenga un par de besos como consuelo del final de sus vacaciones.

Pasado mañana comienzan las mías, y ya tengo también un montón de libros preparados. Éste que citas no está, pero en vista de lo que cuentas, todo es cuestión de arreglarlo con una visita al Hiper una de estas dos tardes... me gustan los mundos paralelos...

Carmen dijo...

¡Hola!!!!!
Atikus, pues es un regalo del que seguro que ella difrutó. Te lo podría prestar ¿no? (Es que estoy en plan ahorro de libros porque las estanterías previstas para obras están a rebosar y tendré que ver dónde sigo poniendo más antes de comprar y comprar) Besitos también para ti...

carrascus... qué recibimiento tan estupendo! Qué bien hallada me siento! Empezar las vacaciones cuando todos vuelven es un lujo. Yo era de la de vacaciones en septiembre, pero la llegada de mi hijo cambió eso también! Apunta este libro y lo comentamos a la vuelta... verás que es una joya. besos besos besosss

Anónimo dijo...

Me lo anoto en pendientes también yo... ¡Con esta presentación a ver quien se resiste!
Un besote y que te sea leve la vuelta a la otra arena.

Mad Hatter dijo...

¡Dichosos los ojos Carmen! Veo que eres de las privilegiadas que se cogen el mesecito entero para desconectar como Dios manda.
Muy bien y muchas gracias por el libro, me lo apunto para leerlo próximamente.

Carmen dijo...

Josemaria, las arenas no me dan miedo... ea... dicho queda. Unas gustan más y otras menos, pero estamos para pisarlas ;) Me encantará que lo podamos comentar cuando ya lo tengais leido. Besitossss.

Mad!!!! el de las ostras!!!! Un mesecito que sabe a poco ¿verdad? Pero todo llega y se pasa tan pronto.... besos madrileños.

Carmen dijo...

carrascus... ¿por qué no puedo entrar en tu blog? Llevo todo el día intentándolo y na de ná. Y esto no puede ser!!!

Tanhäuser dijo...

En primer lugar, bienvenida a casa. Espero que te lo hayas pasado de narices y que hayas cargado pilas.
Tomo nota de tu recomendación. Ya te contaré a ver qué tal.
Besos

Anónimo dijo...

WordPress lleva un par de días que anda un poco graciosillo con las caidas, de todas formas yo siempre que he intentado entrar lo he conseguido, excepto ahora mismo, que anda caído, por cierto. Suele durar poco de todas formas.

Aún así, hemos cambiado de servidor para tener más espacio, y ahora en lugar de .com somos .es

La dirección está redirigida y deberías entrar de todas formas, pero si sigues con problemas cambia eso, a ver que tal, porque a la hora de tu comentario, las 9 y pico, yo estaba dentro del blog sin problema alguno. Picando en mi nombre, en estos mismos comentarios ya vas también a la dirección nueva.

Javier Úbeda Fernández dijo...

Habrá que leerlo...

Manu, The Java Real Machine dijo...

Bienvenida...

Ya iba echando de menos tus posts...

Yo también he aprovechado las vacaciones para volver a leer... de hecho, en menos de una semana me leí los dos libros que llevaba y el último día tuve que tirar de la prensa del día...

nancicomansi dijo...

A ver si lo acabo...
Es deslumbrante, si...

Anónimo dijo...

Tan... pues sí, la vuelta llega y tampoco está mal. Desde luego se hace suave cuando os leo. Besitossss.

J, ¡Hola otra vez! No olvides decirme cuando lo hayas terminado!

Manu! No me digas que solo tiras de la prensa cuando se te acaban los libros! Ay, de qué vamos a vivir! ;) Besos y nos leemos.

Nanci, da pena terminarlo, a mi me enganchaba y no me podía despegar, pero lamentaba pasar una hoja más porque suponía una menos para el final...

Anónimo dijo...

¡Cuánto se te echa de menos! Mi alegro. Bienvenida. Un besazo.

Carmen dijo...

Periodista!!! Qué alegría leerte! Ya ves, estamos de vuelta y con ganas de dar la lata... besitos besitossss