jueves, 21 de octubre de 2010

Disparar


Nunca le enseñé a amar los disparos. Nunca le animé a pretender hacer caer al otro. Nunca le pedí que se deslizase hacia el suelo como si hubiese resultado herido. Nunca le propuse dar un puñetazo... pero le encanta hacerlo todo.
Se conforma con las pompas de jabón. Ahora.

5 comentarios:

Paco Becerro dijo...

Un beso para él y dos más para ti Carmen.

Manuel Pozo dijo...

Me recuerda al hijo de un amigo. Mi amigo estaba en contra de los juguetes bélicos. Ni de coña dejaría que su hijo jugara con pistolas de juguete, ni nada parecido. Un día fui a su casa, y el niño jugaba a los policías y ladrones, empuñando, eso sí, una raqueta de ping pong.

Carmen dijo...

Y besos de vuelta para el cocinero genial!!!

Manuel... no hay manera de librarse ¿verdad? Qué leche!!

Mad Hatter dijo...

Cierto grado de violencia e instinto de lucha y defensa lo llevamos todos los seres humanos (especialmente los varones) en los genes. Pero no te preocupes, cuando sea mayor es posible que pueda ser un nuevo Ghandi.
Paz y amor!

prestiti inpdap dijo...

y como ha progresado su interès.....? sara prestiti