Ha amanecido un día como los que suelo añorar al cerrar los ojos. Las nubes han escondido el exceso de luz y la mirada se puede recrear en cada uno de los rincones. Los ojos agradecen no padecer el guiño que les hace entrecerrarse para disfrutar del paisaje. Un día nublado de otoño para dejarse mecer. Con finas gotas de lluvia bajo las que caminar sin prisa, sin paraguas, dejándose helar suavemente por su contacto casi frío. El aire que nos roza hoy es acariciador. Si esta tarde llega cierta melancolía al salir a la terraza dejaré que se acune dentro y, juntas, pasaremos una noche de confidencias.
Foto: Danae recibiendo la lluvia de oro, de Tiziano.
16 comentarios:
Lo cierto es que hace un día para dar rienda suelta a la pereza y a la araganería, para una buena siesta y después un paseo tranquilo por cualquier parque, cualquier calle...
Lo que voy a hacer mejor no os lo cuento.
Saludos, Carmen.
Se me olvidaba, mucho mejor la foto que en otras ocasiones, se nota a "la virtuosa del escaner".
Nuevamente saludos.
Pocas veces se es capaz de ver un día así con esos ojos. Sólo un corazón valiente, que acoge la melancolía y le hace confidencias, puede captar la luz de las nubes... Estupenda. Un beso como un sol.
Lo cierto es que los días de lluvia, y de otoño, también tienen un encanto especial...
Uno que tiene raices gallegas (la tierra de la lluvia) añora muchas veces la lluvia, ese frío otoñal que te acaricia la cara por las mañanas... las gotas cayendo por los cristales, mientras desde el otro lado descubres nuevos tonos en los colores brillantes del verano...
Me ha encantado lo que has escrito... :)
Pues sí... muy bonitos estos días. El problema es que hoy tenía reunión de trabajo en Torremolinos, y a la vuelta, por los llanos de Antequera, no veas este "nublado día de otoño" la cantidad de agua que me ha dejado caer encima...
Así que perdona... pero no estoy hoy para apreciar aquello de "melancolía... lluvia tras los cristales..." y tó su puta madre...
Ay, no me gusta este tiempo, además nos van a cambiar la hora y tendremos menos horas de luz. Hace fresco.
Y yo si me he mojado, esta mañana justo en el momento que más apretaba la llovizna, yo iba sin paraguas y sin poder resguardarme.
Pero tal y como has descrito tu el día dan ganas de retirarse a descansar, a dejar vencerse por la pereza, a perderse en el limbo....
En fin, queda menos para la primavera. Me gustará leer como la describes.
Besos.
Qué placer el de caminar bajo la llovizna, y antes de que esta se convierta en chaparrón.
Ahí va una toalla, Carmen. No te me vayas a resfriar.
J, habrá que ir contando esas cosas que no nos quieres contar... las fotos irán a mejor ¡espero!
Curro, estos días me encantan, tampoco debe darnos tanto miedo el que el tiempo nos acompañe en cierta "tristeza"... recibido ese beso como un sol que ha dado tibieza. Y de retorno otro de puro rayo.
Manu, como buena sangre gallega la tuya entiende la lluvia... besitossssss
Carrascus, no puede ser que no aprecies esa poesía del agua ;) Un amante del sonido como tú tiene que ver ese encanto, hasta Antequera... y más allá... Muac muac
Jabel, eso, quedamos para hablar de primaveras pero tienes que seguir viniendo ehhhhh, que todavía le queda un poquito.
Lemos... qué hubiese hecho sin tu toalla!!! Ese es otro placer, secarse después de haberse mojado. Cuántos placeres tiene la vida.... besitossss
Leyéndote casi se pueden ver las sensaciones, casi se puede oler la tierra mojada, casi se puede sentir el frío en la cara. Por una vez no necesito hacer una fotografía para sentir esas cosas. Gracias.
---- Aunque leyéndote, me dan muchas ganas de salir a hacer fotos, ¿eh? :) ----
Lo malo, Carmen, es que el sonido de tanta agua a la vez, más que poesía, suele ser música desafinada...
Es que es muy difícil poner de acuerdo a tantas gotas a la vez para que interpreten bien la sinfonía.
me encantas por tu franqueza
Con la luz justa...todo como tamizado, como en voz baja...ese es el otoño que me gusta...melancólico y limpio, con nubes de pegatina y un velo de tranquilidad cubríendo el paisaje...
También el interior ;)
Precioso, Carmen.
Manuel, qué alegría volver a leerte! Nunca se me ocurriría dejarte sin una foto, las tuyas son un canto necesario de oir.
Carrascus, veo que no consigo convencerte... y mira que recuerdo alguna de las canciones que pones y que no son pura armonía ;) (Tengo que llevarte la contraria un poco o esto se pondría muy aburriiiiido)
Oveja... tu tienes una alegría fresca que contagia!
Nanci nos encontramos en el otoño, un gusto.... besos
Hola, he caído por aquí y quería decirte que me gusta lo que has escrito. Lo que no acabo de captar muy bien es la unión con la pintura. Mmmm. En ella sale Danae, como muy bien pones, recibiendo la lluvia dorada. Esa lluvia es Zeus y de esa forma la embarazó de Perseo (el famoso de la Medusa). Es la única forma que encontró Zeus para entrar en la torre donde estaba ella encarcelada. ¿? Je.
Saludos.
Hola Cyllan! Acabo de encontrarme con tu comentario. Sí, es cierto, el cuadro cuenta la leyenda, y las lluvias no son las mismas... pero es lluvia al fin y al cabo y el cuadro es tan bello! De él me quedo, para esta entrada, únicamente con su belleza de imagen, sin entrar en el contenido. Que, por cierto, también es una historia que tendría mucho de lo que hablar.... Bienvenido!
Hey! que soy chica jajaja. Gracias por la bienvenida.
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