martes, 16 de octubre de 2007

Ella tiene miedo



Tiene 82 años y hace uno que su marido murió en sus brazos de un infarto al corazón. Es redondita, suave, dulce y blanca. Su mayor deseo hubiese sido ser profesora para enseñar a los niños a escribir y a pensar, pero se pasó sus mejores años vendiendo fruta y atesorando los billetes que ganaba ofreciendo a sus clientes sólo las mejores piezas. Las peores, las que estaban picadas, las llevaba a casa y las ofrecía de regalo a la familia subía hasta su cuarto piso para visitarla.

Es mi tía, es mi madrina. Y desde hace un año llora sola en su casa agarrada a un medallón entregado por los servicios sociales para que avise si se pone enferma, si sufre aún más. Sus dos hijos van a verla algún que otro fin de semana. Mi primo se olvida de coger el teléfono cada día para saber cómo está y sus llamadas se distancian. Mi prima la llama a diario, pero la semana pasada se conformó al escuchar a su madre decir que no hacía falta que se molestara en ir a verla, porque aunque estaba en la cama con dolor de huesos, tampoco estaba tan mal. Y tiene su “medalla”.

Mi tía se enorgullece cuando habla con nosotros de sus hijos y de los millones que ha conseguido ahorrar a lo largo de una vida. Los tiene a plazo fijo en el banco esperando ser transferidos a las cuentas de sus dos hijos cuando muera. Bueno, añade, también están ahí por si hiciesen falta algún día. Ella considera que ese día de la vejez aún no es hoy.

Mi madre ha ido a verla esta semana y, una vez más, le ha pedido que contrate a una persona para que le haga compañía, para que le limpie las baldosas de la cocina, para que salga con ella a comprar esa fruta que tanto sigue apreciando. Para distraerse ha encontrado un sistema: sale a comprar cada día lo que necesita. No acumula nada, porque así tiene que salir a la calle a comprar y se entretiene con sus recados. La tele la ve poco, siempre ha preferido leer, aunque ahora la pone de fondo para imaginarse que está con alguien en casa.

Ella tiene miedo. Mucho. Y doble, o triple. Tiene miedo a gastar el dinero y a que alguien entre a su casa y le haga daño. Prefiere que el daño se lo sigan haciendo el tiempo y la soledad.

Vive muy cerca de mi casa… pero yo estoy tan liada que en el último año no he tenido tiempo para ir a verla…

18 comentarios:

Manu, The Java Real Machine dijo...

Joer... que cercano y triste...

Cercano porque he conocido a mucha gente que vive así... y triste por ver cómo muchas personas, aún en su vejez, siguen atesorando pensando en dárselo a sus hijos...

Mi mujer tiene una tía abuela, fiel retrato de tu abuela...
Ella también atesora lo más posible, y vive sin hacer excesos pensando en lo que dejará a sus sobrinos (pues no quiso el destino darle la alegría de ser madre) cuando ya no esté... incluso su cuñada la reprocha cuando le cuenta, por teléfono, que se ha comprado algún capricho (que nunca excede de los 10€).

Yo hace tiempo le dije que se olvidara de los demás, y disfrutara lo que tenía en ella misma... que es lo que hubiese querido su marido, que siempre vivió por y para ella...

Que sus sobrinos tienen ya más de lo que se merecen, y que para el poco caso que le hacen no se merecen ni que piense en ellos...

Cuando podemos, mi mujer y yo la visitamos, con los niños, para hacerle compañía alguna tarde... la sacamos a comer, y luego ella nos pide (casi con vergüenza) que la acompañemos a hacer la compra, porque ella sola no puede con el carro...

Mierda de Sociedad, que solo piensa en ser eternamente joven y se olvida de quienes antes ocuparon su lugar, y que ahora en la vejez les miran con pena, sabiendo que ellos también fueron como nosotros, y creyeron que nunca se harían viejos...

Anónimo dijo...

Yo, para desengrasar un poco y que no se nos caigan unos más que justificados lagrimones, creo que voy a contar la conversación que mi mujer y yo tuvimos con mi hijo el domingo camino del baloncesto.

"Po cuando seais viejos insoportables os meto en un asilo y me quedo con la casa...", decía el puñetero.

Y yo... "Po en cuanto nos jubilemos vendemos la casa, y con el dinero que nos den nos compramos un coche enorme y nos vamos a recorrer mundo viviendo de hotel en hotel y no vamos a volver a casa ni pa morirnos. Pa enterranos vais a tener que ir a buscarno de Australia p'allá..."

Y no apostillé "so mamón" porque los padres tienen que dar ejemplo.

Mad Hatter dijo...

Una Santa tu tía, Carmen, quizás sea gracias a que existen personas como ella que nuestra sociedad todavía subsiste sin colapsarse y caer en una espiral de violencia imparable.

Mi abuela es parecida, aunque está en una residencia de ancianos con algunas amigas de la infancia donde lo pasa bastante bien y vamos a verla con su bisnieta casi todos los fines de semana.

almamatters dijo...

Imposible no mirar atrás cuando hay cientos de cosas que me hacen recordarlo. Pero siempre recuerdo lo bueno que fue y me alegra haberlo vivido junto a él.
Conosco mucha gente que vive como tu tía abuela, y tantas veces no la entiendo...

CurroClint dijo...

Y nos llegará a nosotros. ¿Qué haremos? En este tema, me trasladaría en el tiempo, a la época en que las familias eran auténticas familias, y el respeto a los mayores era sagrado. Cuidemos a nuestros mayores, que nos llegará...

Carmen dijo...

Manu, eso es lo que yo no entiendo, ese deseo de conservar el dinero en lugar de utilizarlo para pasar bien esos años de la vida que no deberían ser solitarios ni tristes....

carrascus, mi hijo le dice a mi madre que cuando tenga 90 años la llevará a una residencia... y tiene el morro de decírselo mientras ella ha estado cuidando de él durante este mes que he estado fuera de casa. Mi madre le contestaba que ella, entonces, le iba a llevar a él a un colegio interno mientras yo volvía... y esa idea no le gustaba nada. Entonces cambió el trato, dice que sólo la llevará cinco años a una residencia y luego ya que me encargue yo de ella.... en fin, que a sus nueve años recién cumplidos, mi hijo no se quiere fijar compromisos.... ¿a quién le habrá salido mi capullito????

Mad, por lo menos la visitas, yo no tengo excusas para no ir a ver a mi tía, que más que una santa me parece una mujer infeliz.

alma, yo tampoco entiendo nada, ese miedo a contratar a una persona para que la cuide... es una mentallidad de hace siglos. Quizá ellos no estén preparados, pero sus hijos sí.

curro... vaya que sí, nos llegará, pero ya ves la respuesta de nuestros hijos... habrá que pensarse seriamente en lo que dice carrascus. Yo siempre imagino mi vejez dando la vuelta al mundo sin prisas, ya os contaré la vida que quiero para entonces....

Anónimo dijo...

Real como la vida misma.
Difícil es hacer cambiar de opinión a los mayores que vivieron la posguerra, el hambre, la necesidad... no se les puede cambiar, es muy dificil, ellos lo pasaron tan mal que el sentido del ahorro lo llevan al extremo, "por si acaso me hace falta".
Pero eso si, generosos sin limites con los hijos.
Lo digo por que lo conozco de cerca.
Los viejos, son así y así hay que quererlos.
Y digo viejos como sinónimo de sabiduraría, de experiencia, de años de trabajo...

Y una vez más Carmen, no me canso de decirlo, que "puñetera eres escribiendo" como sabes llegar a los sentimiento.
Muchos abrazos.

joan dijo...

Carmen como tu tía son la gran mayoría de ancianos, tienen avaricia para dejar herencias, para que se les quiera o recuerde, vivieron una guerra muy cruel, con muchos muertos y mucha hambre, frío, mucha angustia, estos ancianos son los protagonistas de la memoria histórica.
De tu querido hijo, no es diferente a los demás niños, el egoísmo por culpa nuestra, por darles más de lo que necesitan y merecen.
Yo si llego a anciano también me veo solo, pero sin dinero a plazo fijo esa es mi suerte.
Dale un beso a tu tía y un abrazo de mi parte, a tu hijo un beso y una colleja.
Cuando abrazas das y recibes.

Anónimo dijo...

Ay...!!! San Herodes Bendito... que malamente te trató la Historia...!!!

Anónimo dijo...

La verdad es que esta situación que describes se da muy a menudo. Al menos yo la veo, no solo en mi familia, sino en las familias de mis amigos, compañeros. Todos tenemos algún miembro que está en una situación parecida.
Ley de vida.
Besos.

nancicomansi dijo...

Estoy con Curroclint...me parece significativamente negativo el trato que les hemos "otorgado"...creo que hasta cuidamos más de nuestras mascotas...
les hemos apartado fatalmente de nuestro lado, pero deberíamos ser conscientes de que, al librarnos de sus continuos achaques, también lo hemos hecho de su sabiduría acumulada durante tantos años...
Nos hemos equivocado con los niños, nos hemos equivocado con los mayores, y así nos luce el pelo...

Que triste!!!

Un beso.

yinyang mason dijo...

No sólo se trata de la compasión que podemos sentir por nuestros viejos. Es algo más. Es pena por nosotros mismos, consagrados a lo fresco y joven que mañana se marchitará, consagrados a unos valores inmaduros. Yo tengo una abuela de 86 años que no tiene el botoncito colgando, que está un poco mejor, pero a la cual no visito, y también la culpa es mía por no hacerlo. Porque el día que se muera lamentaré no haber estado con ella. Y entonces será cuando me arrepienta y no pueda hacer nada.

Manu, The Java Real Machine dijo...

Carmen, es curioso... pero parece que precisamente las personas que más penurias pasaron por vivir en la Guerra Civil y la post-guerra, son las más propensas a acumular para darles a sus herederos...

Lo curioso, es que esos herederos no parecen muy por la labor de ganarse esas herencias... y se olvidan de los mayores, hasta que, por desgracia, toca pillar cacho...

Es algo que he vivido en mi familia, por desgracia, y que me ha hecho cortar relaciones con muchos familiares...
Cuando mi padre alguna vez me ha soltado lo de... 'por lo menos dejaros algo', directamente le he dicho... 'mira, lo que me podías dar, ya me lo has dado... (educación, cultura, una carrera) así que yo no quiero nada más... disfruta lo que tienes y ya nos arreglaremos los demás'.

Carmen dijo...

J, es difícil convivir con los mayores, pero también lo es con los pequeños y eso, al menos, lo intentamos ¿verdad? Pues eso, que voy a intentar entender más a mis padres, que son los que tengo a mi lado.

Joan, cariños recibidos. Asi que no vas a dejar nada a plazo fijo eh??? Ya te veo derrochando, pues nada cuando toque gastar en cervecita, avisa.

Carrascus, hijos, hijos...!!!!

Jabel, no sé si es ley de vida que les dejemos así o que no les ayudemos a intentar entender la vida de otra forma...

Nanci, vaya generación que llevamos encima. Nosotros si que somos la generación perdida!

Javier, pues ya que lo sabes, visítala... no dejemos el arrepentimiento del mañana anclado en nuestro hoy. Besossss

Manu, eso mismo es lo que hablo yo con mis padres. Y no disfruto más pensando en qué me puedan dejar que en verles disfrutar unas vacaciones.

atikus dijo...

La sociedad desdeluego se ha vuelto muy individualista, y cada uno va por su lado...no se a mi me gusta la amistad y la familia pero también soy independiente y entiendo que yo sería una carga cuando sea viejecito, claro que me gustaría estar con gente conocida, pero, es un rollo, que demonios!
Asi que un asilo con buena gestión y donde tuviera visitas no seria mal destino...si evidentemente estar en familia es mejor pero no lo exigiría.

Carmen dijo...

Atikus, esa también es una de mis preocupaciones. A mi tampoco me gustaría imponer mi presencia a mis hijos... por eso creo que hay alternativas y espero que sepa encontrarlas.

Anónimo dijo...

Sencillamente me ha conmovido, tu tia su historia,y la triste vida que ha elegido.
Porque ella la ha elgido.
Afortunadamente cuando hay dinero, uno puede "elegir", y es triste...muy triste vivir sola y con miedo.
Yo me lo pienso fundir todo para que no me pase igual.
Besos guapa.

Le Mosquito dijo...

Hay mucho de nuestras biografías, aún sin escribir del todo, en los miedos de tu tía, que serán nuestros algún día, también.