viernes, 19 de febrero de 2010

Gusto por lo artificial




El color de una gran flor con un azul añil potente me llamó cuando andaba por la calle. La ví, enorme, básica, de dibujo aniñado. Y la miré.









Seguí andando y me encontré con un enorme árbol marrón. Sus hojas permanecían quietas a pesar del aire. Tenían un aspecto triste.












En el paseo, hacia el cielo miraba otra flor más. Ella me llamó con su blanco fuerte y su mirada altiva.



Lo que me asombró es que estaban dentro del Jardin Botánico... y que tenían más admiradores que las demás plantas.