Me voy a las nubes durante unos días. Tengo que dejar de estar por aquí durante una pequeña temporada, pero confío en que sea muy corta. Espero sentirme flotar en esas nubes de las que hemos hablado hace tan poco tiempo. Unas nubes de las que ya sé mucho más. Ahora tengo conmigo el libro “Guía del observador de nubes”, de Gavin Pretor-Pinney.
Ahí he aprendido que esas nubes bajas que tanto me gusta mirar se llaman en realidad cúmulos. Y que los más sencillos, esos de las tardes de verano que aparecen solitarios y pequeños, se llaman humilis. Los que son tan anchos como altos, pero tampoco se suelen llamar nubes-nubes, tienen la denominación de mediocris. Y siguen las especies congestus y fractus.
Nunca les hubiese puesto un nombre así. Humilis… mediocris… serían investigadores, pero no amantes de las nubes los que las han tratado con esa falta de cariño.
Me voy a cumplir un sueño. Besos.